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Forma, Color y Conexión

Autor: Adrían Fabrizio Taboada Alcaráz

Imágenes: Rodrigo Chávez y Fabrizio Taboada

Noviembre, 2022

¿Cuántas personas se necesitan para contar una historia? Una historia que toma lugar no solo en el papel y la tinta, si no también, que se encuentra en las paredes, en lo que vemos, en lo que no vemos, brindándonos una experiencia donde cada muro que nos rodea habla y comparte esa sensación de querer contarnos algo, una historia que pudo ser y que lo fue, solo que tal vez no de la forma en la que lo imaginamos...

Es con esta consigna que Rodrigo Hernández (México 1983) nos presenta e inicia la narrativa de la exposición “El espejo”, en el Museo Jumex, donde tuvimos la oportunidad de conocer respecto a dos exponentes con ideas tan similares, en lugares tan distintos, siendo guiados por Rodrigo Ortiz Monasterio. Mediante esta recopilación de cartas bajo su autoría, nos dan paso a poder especular respecto al encuentro del diseñador y arquitecto Verner Panton proveniente de Dinamarca y el artista Antonio Grass desde Colombia.

La instalación nos reta a interpretar todas las obras que se presentaron mediante elementos de color, geometría y escritura Lo que parecería ser una decisión limitada, sin una conexión clara a simple vista, se ve complementado no solo lo que vemos, si no desde dónde y el qué tanto lo hacemos, dando paso a uno de los factores mas relevantes de la exposición, el movimiento dentro del espacio: la teatralidad. Es una historia que se construye dependiendo de cuánto nos involucremos, ya que una sola mirada al lugar adecuado nos dará la oportunidad de conocer la interpretación de Ortiz.

¿Qué tan fácil podemos perdernos? ¿Qué tan sencillo es que en un cuarto donde las inmensas paredes se cubren con círculos, nos desviemos de la verdadera razón por la que estamos ahí? Pues la verdad es que dentro de la exposición, existe una guía oculta que siempre está, guiándonos, mostrándonos que no estamos obligados a recorrer el espacio solo porque sí. Hay un mapa que no se encontraba donde debería buscarse; estaba escondido en las fotografías que recuperé de la exposición, donde finalmente caí en cuenta que cada forma llamaba a la otra, que aun cuando creí que la forma y el color no eran suficientes para llevar una historia, el contraste, los tamaños guiaron de mí.

 

Un punto de partida para tantas historias, una historia, tantos posibles puntos de partida, una exposición sin límites, sin finales, una instalación encargada dejar una marca dentro de cada visitante que la mantendrá con vida, pues en este caso, la exposición no acaba cuando abandonas la sala, si no que persevera dentro de cada posibilidad que consideramos, cada cosa que imaginamos, conectando a tantos en una sola historia. Que si bien ya nos contó lo que fue y lo que es, en este caso siempre será una exposición eterna, porque nos recordó que está bien imaginar y volverlo a hacer con cada paso que damos.

 

Finalmente solo nos queda responder ¿Cuántas personas se necesitan para contar una historia? Pues para Rodrigo Hernández, todas las que se puedan...

 

IG: @museojumex