Paisajes de Luz, paisajes de esperanza
Autor: Adrían Fabrizio Taboada Alcaráz
Imágenes: Adrían Fabrizio Taboada Alcaráz
Noviembre, 2022
Paisajes de luz nos coloca en un viaje de conciencia y de emociones encontradas, una cita tan personal entre la tecnología, la naturaleza y nosotros, para replantearnos cual es el papel que ocupamos. Poco a poco, conforme transcurre el viaje, nos muestra lo pequeños que somos, lo mucho (o poco) que sentimos y el daño que hacemos.
¿Qué tanto la tecnología nos puede hacer reconectar con la naturaleza? Paisajes de luz, un recorrido apasionante, inmersivo, lleno de estímulos auditivos y visuales. En conjunto, nos sumergen en una realidad tan familiar, así como distinta, con una atmósfera que expresa indiferencia y misterio en complemento con las obras que componen esta muestra.
La poca iluminación y altos techos del Laboratorio de Arte Alameda permiten al clima rodearnos de frialdad conforme nos adentramos dándonos la oportunidad de encontrarnos con lo que será una transición y cambios provocados entre lo deshumanizado y la huella del hombre en la naturaleza.
No sería la primera vez que uno pasa tiempo sentado frente a frente con una pantalla, rodeado por la oscuridad que resalta la luz de aquello que nos roba la atención, ¿Qué tanto aprendemos de ahí? ¿Con qué nos quedamos? “FUJI” nos da la oportunidad de meditarlo, colocándonos frente a una inmensa pantalla que presenta al monte Fuji, rodeado por plantas de bambú y nada más que eso y nosotros mismos. Nos lleva a darnos cuenta que uno no está más que perdido. Pero necesitábamos perdernos para encontrarnos, pues este ciclo maneja un juego de luces, en tantas direcciones y tan dinámico que nos generan curiosidad, nos preocupan, nos alteran; una narrativa a primera vista discreta, pero que nos va guiando para culminar en el reencuentro de algo familiar como la luna, un monte sereno, calma y silencio. Es ahí cuando caemos en cuenta de qué tan expuestos estamos ante la naturaleza y cómo la enfrentamos.
Un muro de cristal, donde al otro lado solo existe una imagen de algo que debería estar, pero ya no, algo que nos lo arrebataron, nos lo arrebatamos ¿Qué tan grande tiene que ser la pantalla para que nos demos cuenta de la magnitud de aquello que perdimos? “HERE ONCE STOOD A FOREST” un aparentemente encantador encuentro con el bosque, con colores llenos de vida, presenciados a través de una energía que parece mágica, una obra que, nos permite sentirnos cerca con nosotros mismos, acompañada de un cambio en cuanto a la música, el ambiente es distinto, se siente casi familiar, real. Sin embargo, se te escapa de las manos, una inmersión realmente conmovedora, que tiene que acabar, dándonos a entender que tal vez aun estamos a tiempo de hacer algo allá fuera, de preservar esa magia o energía por nuestra cuenta, de escuchar y sentir a la naturaleza, a los árboles, la tierra, tan al alcance de nuestras manos, que pesa y hiere saber cuánto las alejamos y las destruimos.
Para este punto del viaje, cómo no sentirse involucrado con la naturaleza, ¿Acaso uno está preparado para ver como se acaba? Lo siguiente que se nos presenta es un video, donde, así como ya vimos la magnitud de la naturaleza, podemos conocer la magnitud con la que cuenta el ser humano, con la pequeña diferencia, de que nosotros arrasamos con todo a nuestro paso. Podemos ver las máquinas, el humo, cada ladrillo caer y consigo, al aire tornarse gris, al verde del pasto perderse y al naranja de la tierra morir. Aquí es donde uno cae en cuenta, como se nos preparó durante todo el viaje para comprender la inmensidad del problema. Joanie Lemercier se encargó de colocarnos para sentir un golpe que nosotros lanzamos primero como depredadores.
Es una conexión maravillosa lo que se presenta en el recorrido, tantas emociones, tantas sensaciones. Dentro del encanto de la exposición, la encuentro de igual manera desgarradora, por cómo se nos está escapando, por el extremo al que se tiene que recurrir para que cruce por nuestras mentes la vaga idea de hacer algo. Pero lo que más me consterna es estar viendo un futuro ya presente: el primer museo en donde se expone lo que fue vida porque logramos acabar con todo. Únicamente así podremos volver a rodearnos de naturaleza, y me resulta aterrador. Hoy tenemos una oportunidad de hacer las cosas diferente, pero ¿y si mañana un museo es nuestra única opción?
IG @artealameda